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Declaración del artista:

Como desafío, los verbos "rasgar y emparejar", en el contexto "de ondas", se utilizaron para informar la estética y el contexto de esta obra. Aunque representativo de los verbos y el contexto utilizados para describir su acción, es difícil imaginar que la pieza esté separada de la naturaleza, debido al contexto "de ondas". El verbo 'emparejar' se siente inmediatamente íntimo, ya que los objetos que pertenecen a un par también deben pertenecer entre sí, mientras que 'rasgar' da la impresión de algo siniestro y deconstructivo, como una separación. Por lo tanto, dos ondas de formas muy similares se reflejan entre sí con sus características dinámicas y orgánicas, lo que da como resultado ondas que son más surrealistas que naturalistas. La relación de las ondas entre sí es muy importante, ya que la pareja funciona como una metáfora actuante de la dependencia que la vida tiene de la naturaleza, ya que las dos ondas se apoyan precariamente entre sí para mantenerse erguidas y equilibradas; sin embargo, algo anda mal. Al usar pintura negra metálica brillante para disfrazar la tela metálica subyacente, la cinta adhesiva y el papel maché, la sensación atenúa no solo una conexión con la naturaleza, sino el efecto negativo que los humanos impactan en el medio ambiente. El desgarro no es solo un aspecto de la producción de esta escultura, sino una representación más de cómo las acciones e ideologías humanas se segregan constantemente de la naturaleza, a menudo en formas que son dañinas para ambos, lo que resulta en destrucción. No es difícil imaginar la pintura negra brillante como un recordatorio ominoso de los muchos derrames de petróleo desastrosos que han contaminado los océanos de la tierra debido a la actividad humana poco armoniosa, independientemente de la interdependencia. Si la continuidad de la vida humana va a ocurrir en este planeta, el "desgarro" de la humanidad de la naturaleza debe terminar; La humanidad, al igual que el par de olas, debe luchar para reconectarse; Como metáfora física, las olas, arrancadas a sí mismas y entre sí, parecen contorsionarse en un gran esfuerzo por conectarse y equilibrarse. Los dos se envuelven uno alrededor del otro, pareciendo desgarrados el uno del otro mientras hacen un amplio intento por reconectarse. Más lágrimas caen en cascada de la pieza, mientras que una inclinación extrema, un equilibrio meticuloso y las escamas de pintura circundantes crean una sensación de movimiento y descomposición. En general, la obra pide ser considerada por algo más que sus abstracciones, cuestionando las relaciones humanas con el océano, así como con el medio ambiente en general.

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